lunes, 11 de julio de 2011

Aritzakun, el valle solitario de la Navarra de fronteras

SON CASI GEMELOS, O CUANDO MENOS SON HERMANOS LOS DOS VALLES MÁS APARTADOS DE NAVARRA, TANTO QUE SUS REGATAS DESAGUAN EN EL NORTE Y SUS HORIZONTES SÓLO SON MONTAÑAS. SON ARITZAKUN Y URRITZATE Y SU CARÁCTER DE LEJANÍA Y AISLAMIENTO HA POSIBILITADO UNA CONSERVACIÓN EXCEPCIONAL DE SUS VALORES ECOLÓGICOS.

TEXTO Y FOTOS: SANTIAGO YANIZ ARAMENDIA
Su corazón late en el norte del Baztan y las aguas de ambos cauces alimentan al río Errobi. Ese es precisamente el camino más natural para acercarse a Aritzakun: el que siguen sus aguas, recorrido en sentido inverso. Bidarrai, allí sobre las orillas del Errobi, es el punto de partida. Habrá que cruzar al pie del pueblo el puente sobre el Errobi y proseguir a la derecha la ruta que se encamina hacia el Puente del Diablo.

Allí la regata pasa entre angosturas excavadas a la roca y se estremece en murmullos en el mismo lugar donde las leyendas cuentan que fue el diablo a arrojarse, desesperado por ser incapaz de aprender la lengua de los vascos. Más allá la ruta se bifurca y entonces hay que tomar el ramal izquierdo que trepa impenitente mirando al cielo, enfrentándose al horizonte de las peñas de Itsusi. Lo hace un rato, porque luego, tras rebasar el caserío Turtxileria, se desploma en busca de la regata de Aritzakun. Más vale no llevar el vehículo hasta sus orillas porque el espacio para estacionar es muy limitado y el tránsito por el barranco sólo está autorizado a sus vecinos.

Bajando a pie hasta el puente de madera que sobre el arroyo de Urritzate comunica ambas orillas cruzamos río y frontera, de Lapurdi a Nafarroa. Y al otro lado seguimos el único camino que transita monte arriba, pasando al pie de la vetusta casa de Sumusuko Borda. Sobre nosotros están los escarpes de Alkatxuri, también los de Zelaiburu y las Peñas de Itsusi, Lizartzu e Iguzkimendi, habitadas por los buitres y desde las que se descuelgan bellas cascadas.

La pista recorre el valle en uno de los paisajes más solitarios del territorio; entre peñas, cruzando bosques ejemplares y salvajes, acompañando arroyos y saltos tapizados de musgos. Las manchas de robledales son dignas de contemplación, no en vano el topónimo Aritzakun es una derivación de los términos euskéricos aritz y gun, zona de robles. También los castaños tienen allí un refugio muy particular; la administraciónNavarra cuidamásde ocho mil ejemplares de castaños,numeradosuno a uno, clones de una variedad resistente a las enfermedades que acabaron en el siglo pasado con lamayor parte de los castaños vascos.

La pista llega después a la aldea de Zelaia, donde aún permanece en pie su miniescuela y un viejo frontón en el que se jugó por primera vez a la pelota hace más de un siglo. La pista lleva hasta el collado de Itzulegi, pero antes pasará por las cercanías deUrreputzu, al pie de los restos y escombreras de las minas donde se dice que los romanos trabajaron para extraer oro. Aritzakun es un valle solitario, casi salvaje habitado aún por unas muy pocas familias.

Sus parajes sobresalientes esperan todavía a los caminantes.

La regata de Aritzakun

Aritzakun y Urritzate son dos pequeños valles del noroeste de Baztan. A los valores ambientales de su entorno, se une el misterio de algunos de sus rincones, como la cueva de la Santa (Harpeko saindua), o las legendarias minas de oro explotadas supuestamente por los romanos.

Río Aritzakun a su paso por Zelaia, en el centro del valle. Restos de la explotación minera.Bosque experimental de castaños.




LA SANTA


Debido quizás a su relativo aislamiento, los valles de Aritzakun y Urritzate han conservado antiguas creencias y formas de vida ligadas a la cultura del vasco rural de las montañas. Algunas de ellas están ligadas a la cueva de Harpeko Saindua (la Santa que cura). Esta se encuentra en la ladera sur de las peñas de Itsusi, y alberga en su interior una estalactita que rezuma agua. A este viscoso ídolo, se le atribuyen propiedades curativas, sobre todo, de eccemas y otras afecciones de la piel. De hecho, la entrada de la gruta está llena de exvotos (pañuelos, vendas, boinas, y otras prendas) que según manda la tradición han sido abandonadas allí por sus dueños, después de haberlas mantenido en contacto con la zona afectada.

TEXTO: JOSÉ A. PERALES FOTOS: JOSÉ A. PERALES




Aritzakun es uno de esos lugares perdidos en el paisaje boscoso del valle de Baztan. Para llegar hasta allí desde Elizondo, lo mejor es coger un desvío en el puerto de Otsondo, y seguir la carretera de los americanos, hasta el collado de Itzulegi, donde se abre a la izquierda la pista que desciende hasta el fondo de la regata. Hoy está prohibido el paso con vehículo a todas las personas ajenas a este lugar. Pero hay varias rutas montañeras, que permiten al visitante recorrer a pie los interesantes paisajes de este insólito rincón de Navarra.

Dos reservas naturales

Uno de los puntos más frecuentados de Aritzakun es hoy el monte Irubetakaskoa. Conocido también con el nombre de Alkaxuri, este pico de 955 metros de altitud alberga en una de sus laderas una aliseda natural muy rara en esta zona geográfica, razón por la cual fue declarado reserva natural.

Irubetakaskoa forma parte en realidad de un cordal montañoso en el que destacan también los altos de Ezkieta, Gorramakil (1080) y Gorramendi (1.070 m.), donde estuvo la base de los americanos. En la otra ladera del valle (norte) despuntan también las cumbres de Lizartzu (793 m.), Iguzkimendi (844 m.) y las Peñas de Itsusi (620 m.). En estas últimas, declaradas también reserva natural, hay una colonia importante de buitres leonados, los cuales conviven en el entorno con otras especies rupícolas (alimoches, cernícalos vulgares, halcones peregrinos, roqueros, etc…)

Al valor ambiental de estos dos espacios protegidos, se une la importancia de los bosques que rodean las regatas de Artizakun y Urritzate. Según dice Gregorio Oyaregui, ingeniero de montes del Gobierno de Navarra, el bosque de Aritzakun destaca hoy además por encontrarse en él la mayor colección de clones de castaño de Europa. «Desde hace 30 años, se realizan aquí continuos seguimientos para obtener ejemplares tolerantes a la tinta y el chancro, que son las dos enfermedades principales que afectan al castaño», dice Oyaregui. Además, estos valles tienen otros valores que han llevado a incluirlos en el catálogo de lugares de interés comunitario (LIC). «En las partes altas dominan las hayas, y en el fondo del valle, encontramos el típico bosque mixto atlántico, con presencia de castaños, cerezos, fresnos, robles...» Precisamente, son estos últimos los que otorgan el nombre a la regata de Aritzakun (el topónimo deriva de las palabras vascas «haritz» y «gun (e)»: sitio de robles).

Minas de oro

Aunque hoy ha quedado como un espacio marginal, Aritzakun tuvo antaño mayor importancia que ahora. Hace varios siglos, pasaba por aquí una calzada que unía los actuales pueblos de Arizkun y Erratzu con Bidarrai (Francia) por las faldas del Gorramendi. También quedan restos de una explotación minera, que suele atribuirse a los romanos. La tradición insiste en que se trataba de un yacimiento de oro. De hecho, hay varias leyendas que afirman la existencia de pequeños cursos de agua con arenillas auríferas. Este es el caso de la fuente de Urreputzu. También se dice que este manantial próximo al núcleo de Zelaia, está guardada por lamias (seres mitológicos, mitad mujer y mitad pez que seducen a los hombres, antes de echarlos a perder).

En este viejo camino que conduce a Bidarrai hay también otros lugares mágicos, aureolados de leyendas. La mayoría guardan relación con ese límite cambiante y obsesivo que ha sido para los habitantes de Baztán la frontera hispano francesa. Cerca del barrio de Zelaia, en el centro de Aritzakun, se encuentra el puente de Lamiarrieta; y más abajo, en las proximidades de Bidarrai está el puente del Infierno (Infernuko zubia). Cuenta la tradición que el diablo se arrojó por este último cuando se dio cuenta de que nunca sería capaz de hablar el euskera. También es célebre la leyenda de Urbakura, donde se juntan las regatas de Aritzakun y Urritzate. Aquí, apareció la figura de San Miguel sin cabeza. La habían robado unos ladrones vascofranceses, y al retirarse hacia el vecino país, el patrón de las montañas de Navarra no quiso cruzar la frontera, y se quedó a este lado.

Urritzate

La regata de Aritzakun está vinculada vecino vallecito de Urritzate. Ambos forman parte de un mismo espacio ecológico, dividido por el monte Gorramendi. Este último ejerce de barrera entre las dos regatas, las cuales se juntan en el paraje fronterizo de Urbakura, para encontrarse con el río Nive, ya en terreno francés.

Hasta hace tres décadas, uno y otro valle estuvieron relativamente poblados. «Entonces en Aritzakun había más de 20 caseríos habitados, y en Urritzate unos 18», dice Juan Marisko, 72 años, dueño del caserío Bidegorrieta. «Ahora en cambio, fijos en Urritzate solo quedamos nosotros»

Según dice Marisko, uno de los problemas principales de esta zona ha sido la falta de servicios. «Hasta el año pasado, estábamos sin agua y sin luz. Y así hemos vivido siempre. Ahora, gracias a las ayudas del Gobierno de Navarra, hemos puesto unas placas solares y un molino de viento, y ya tenemos electricidad. Pero antes, de noche, todo lo hacíamos a oscuras, o a la luz del camping-gas».

Cuando Juan se casó, no había pistas, ni tampoco tenía coche como ahora. Por eso, los domingos, la familia se levantaba a las cuatro de la madrugada para ir a misa a Erratzu. «También a las escuela íbamos allí. Entonces, viajábamos todavía en burro, y con farol», añade su hijo Antonio Marisko, de 42 años. «Salíamos el lunes, y nos quedábamos toda la semana».

Hoy, las cosas han mejorado. Desde hace 17 años, hay una pista que conduce al caserío, y la familia de Juan Marisko -la mujer y dos hijos varones, «la chica vive en Erratzu», dice) puede ir a comprar a Elizondo por la carretera de Otsondo ( unos 35 kilómetros). A pesar de ello, en este fondo de saco que son los valles de Aritzakun y Urritzate el despoblamiento parece irreversible. «En los últimos diez años, hay algunas personas de fuera (principalmente guipuzcoanos) que han comprado y rehabilitado algunos de estos viejos caseríos. Los turistas franceses también suelen venir a comer a las ventas del entorno». Sin embargo, estos enamorados de Aritzakun y Urritzate solo vienen el sábado o el domingo. El resto de la semana, sobre todo en invierno, los Marisko quedan solos en el valle, en compañía del ganado, y de los buitres que sobrevuelan la boca del desfiladero.